Cheesecake con fresas

Hoy vengo con una de mis tartas preferidas: la tarta de queso. Me gusta en todas sus versiones aunque ésta sin horno queda muy ligera. En vez de usar una confitura como acabado he optado por poner fresas frescas aprovechando la buena pinta que tienen últimamente en los mercados.

La receta que publico es la básica, ya vosotros podéis experimentar con ella añadiendole la fruta a la mezcla, caramelizando la galleta de la base... ¡o lo que se os ocurra! 

Es una receta muy sencilla que no os llevará mucho tiempo elaborarla. Eso sí, es mejor hacerla el día anterior.

INGREDIENTES: (para un molde de 26 cm)

Para la base:

175 gr de galleta tipo Digestive

70 gr de mantequilla

Para el relleno:

500 ml de nata para montar

500 gr de queso crema

70 gr de azúcar

5 hojas de gelatina neutra

Para la decoración:

Fresas

150ml de agua

150 gr de azúcar

ELABORACIÓN:

Picamos las galletas lo más finas posibles (si es en un triturador mucho mejor) y derretimos la mantequilla.

Lo mezclamos y volcamos sobre la base de nuestro molde apretando y alisando con una cuchara.

Llevamos al frigorífico mientras preparamos el relleno.

Ponemos las hojas de gelatina en agua fría.

Hervimos la nata junto al queso y el azúcar sin dejar de remover para que no se nos pegue al cazo. 

Colamos la mezcla y añadimos la gelatina escurrida. Removemos y dejamos templar un poco.

Añadimos la mezcla al molde y llevamos al frigo un mínimo de 7 horas.

Una vez cuajada la tarta, se le puede añadir la confitura o la fruta.

Yo en este caso bañé las fresas en un almíbar.

Para el almíbar, ponemos en un cazo el azúcar y el agua y llevamos a ebullición unos 5 minutos más o menos. Dejamos enfriar y añadimos las fresas laminadas. 

 Las podemos tener en el almíbar el tiempo que queramos. 

Desmoldamos la tarta y decoramos con las fresas.